Posted by Findûriel in , , , , , | 24.5.17 5 comments
Este artículo es una traducción del original, escrito por JPB en la web The One Ring.net el 7 de enero de 2013, y que podéis leer aquí. El artículo me pareció muy interesante aunque hay puntos en los que no comulgo con el autor. He decidido mantenerlo íntegro y no elidir las partes en las que no estoy de acuerdo, porque creo que merece ser leído en su totalidad.

Conclusiones y reflexiones, siempre en un tono cordial, serán bienvenidas en  la sección de comentarios.


A menudo, cuando encontramos un largo debate sobre las películas de El hobbit, alguien pregunta “¿Y qué pasa con los otros libros? ¿Qué pasa con el material de El silmarillion, o los Cuentos perdidos? ¿Se van a adaptar a la gran pantalla?”.

La respuesta a esta pregunta es bien simple. En estos momentos el ejecutor de la licencia de las obras de J.R.R. Tolkien, su hijo Christopher Tolkien, ha rechazado tomar en consideración cualquier licencia sobre la obra de su padre para futuras adaptaciones cinematográficas.
Muchos fans se sienten bastante frustrados por el estado de este asunto. Saben que hay material muy interesante que se puede encontrar en dichas fuentes no autorizadas para adaptar, como por ejemplo la conocida La búsqueda de Erebor. Ese breve texto basta para arrojar luz sobre las motivaciones y decisiones de personajes clave en las películas (para los curiosos, La búsqueda de Erebor puede encontrarse abreviado en los Cuentos inconclusos, y en un formato más completo en la edición revisada de El hobbit anotado, de Douglas Anderson). 
Nada de este material está disponible para el equipo de producción de Peter Jackson. De hecho, deben ser bastante cuidadosos para evitar cualquier referencia a estos textos, pues podrían ser acusados de utilizar material sobre el que no tienen derechos de acceso. Podríamos apuntar al comentario de Gandalf en el guion sobre los nombres de los Magos Azules como un guiño a este ‘conocimiento prohibido’: en la película, Gandalf dice que sus nombres 'escapan a su memoria' (sic), cuando Tolkien conocía la respuesta, y nos la ofrece en los Cuentos inconclusos (Alatar y Pallando).

Los aficionados a las películas quieren ver las mejores películas de El hobbit posibles, y sienten que este material intocable podría haber sido muy valioso para la producción. Incluso desearían ser espectadores algún día de una adaptación a la pantalla grande de todo o parte de El silmarillion. A sus ojos, todo esto podría ocurrir si Christopher Tolkien simplemente cediera y vendiese los derechos.
Por supuesto, nada es dicho y hecho en el mundo de la propiedad intelectual y leyes de copyright. Christopher es el ejecutor literario, y su decisión es la que impera. No tenemos derecho legal a quejarnos.

Como fans, de todas formas, ¡no nos conformamos! Queremos saber si Christopher ha tomado la decisión correcta, queremos saber si la decisión correcta debe ser una sola e inapelable, e incluso queremos dar voz a nuestra opinión sobre si creemos que Christopher tiene el derecho moral de decidir (incluso si, de nuevo recordamos, tiene todo el derecho legal).

Preguntémonos primero: ¿Es Christopher la persona adecuada para decidir el destino del trabajo de su padre? ¿Tomó su padre la decisión correcta nombrándolo ejecutor de sus derechos?



Sin lugar a dudas, la respuesta es sí. Con la posible excepción de Rayner Unwin, quien hizo posible la publicación de The Hobbit, apoyó el trabajo de Tolkien y mantuvo una firme amistad con él hasta su muerte, no ha habido ningún fan mayor de las obras de Tolkien. Conocemos el nombre de su hijo principalmente porque nos ha proporcionado más páginas de trabajo y obras de su padre que nadie. Los fans no tendrían La búsqueda de Erebor o El silmarillion como textos que les gustaría ver en pantalla, para empezar, si no fuera por los esfuerzos de Christopher para conseguir que estos trabajos póstumos fuesen publicados. También gracias a él tenemos los Cuentos inconclusos, autorizó la publicación de las cartas de su padre, nos dio los doce volúmenes de la Historia de la Tierra Media, Los hijos de Húrin, y tantas otras cosas. Es imposible minusvalorar la importancia de las contribuciones de Christopher al mundo de Tolkien. Así que J.R.R. Tolkien claramente eligió al ejecutor literario correcto, no podría haber deseado un senescal mejor para su obra.

Ahora que hemos dejado claro que Christopher es un verdadero fan, ¿podemos confiar en que conociera los deseos de su padre sobre el tema? Al fin y al cabo, muchos hijos no mantienen una relación estrecha con su padre, ¿es el caso de Christopher?



Las cartas de Tolkien nos muestran que padre e hijo mantuvieron una relación muy estrecha a lo largo de su estancia terrenal compartida. Christopher amaba los escritos de su padre. Cuando era niño se sentaba muchas veces con su padre, quien le leía sus escritos. Durante su vida militar, leyó y comentó capítulos de la obra (por entonces en proceso de escritura) El señor de los anillos. Hizo muchas versiones de nuestro amado mapa de la Tierra Media. Podemos ver cómo apreciaba la obra de su padre, y cómo lo apoyaba. Es prácticamente imposible que no sea consciente de si su padre quería o no que sus obras terminaran adaptadas a cine. Christopher podría no estar honrando esos deseos, pero es muy difícil creer que no sepa nada sobre lo que su padre pensaba del tema, o que no fuese tema de conversación cuando estaba vivo.

Lo hemos dejado claro, así que ahora… ¿tenemos alguna prueba independiente de qué es lo que quería su padre que se hiciese con sus obras?

Desafortunadamente no tenemos mucho material disponible que dé respuesta a esta pregunta. En la carta 202 de Cartas, de J.R.R. Tolkien, editado en 1981, Tolkien asevera: “Stanley U[nwin] y yo hemos llegado a un acuerdo acerca de nuestra política: Arte o Dinero contante y sonante. Ambos términos muy provechosos, a decir verdad; o el veto absoluto del autor de rasgos o alteraciones objetables”. Este texto nos muestra un punto de vista equilibrado: ama sus obras, pero es consciente de que son una herramienta que podría derivar en beneficios económicos, y parece dispuesto a usarla. Sin embargo, la carta 207 nos muestra un atisbo de arrepentimiento que podría devenir de esta comercialización: “Siento mucho la extremada tontería e incompetencia de Z[immerman] y su total falta de respeto por el original (…) Pero necesito, y pronto lo necesitaré con urgencia, por cierto, dinero (…) de modo que trataré de contenerme y evitar toda ofensa evitable.”


Ahora mismo nos hallamos en una cierta incertidumbre. Tolkien está dispuesto a permitir que su obra sea filmada, pero quizá sólo consideró hacerlo porque necesitaba desesperadamente dinero. Así que no podemos sacar una conclusión satisfactoria. Nos encontramos de nuevo al principio, aún preguntándonos si Christopher está haciendo lo correcto.

Bueno, veamos por fin lo que él mismo tiene que decir, ¿qué tiene que decir Christopher sobre el mundo de las adaptaciones de Tolkien?




En una entrevista ofrecida a Le Monde el 9 de julio de 2012 (aquí), deja claro su punto de vista sobre el tema. Habló sobre las películas en sí mismas, pero nos parece más acertado para nuestro propósito reflejar una cita general sobre el legado de la comercialización:
“Tolkien se ha convertido en un monstruo, devorado por su propia popularidad y absorbido hacia la absurdez de nuestros tiempos. El abismo entre la belleza y seriedad de su obra, y aquello en lo que se ha convertido, me abruma. La comercialización ha reducido el impacto estético y filosófico de la creación a la nada. Sólo hay una solución para mí: retirar la mirada.”
No tiene pelos en la lengua e, incluso para algunos, muchos de hecho (incluyéndome a mí mismo), fue demasiado lejos con sus palabras. En un intento de hacer un retrato a un solo color, creando una visión consistente, pierde toda su sutileza y, con ella, algo de validez. Nunca habría descubierto el mundo de Tolkien sin que ese monstruo se hubiese cruzado en mi camino en el expositor de una librería durante unas vacaciones. Esta web [refiriéndose a The One Ring.net], que en sus inicios vio la luz como comentarista de las producciones cinematográficas, tiene su espacio para debatir sobre la obra de Tolkien, y ha creado una comunidad para comentar sus obras que no habría existido sin ese monstruo cultural.

Así que, ¿dónde nos deja esto? Después de todo, seguimos como al principio, preguntándonos si Christopher hace lo correcto. Muchos de nosotros quieren más Tolkien en cine. No vamos a tener más, porque Christopher no lo permite, y no estamos seguros de lo que Tolkien mismo hubiera hecho. Christopher tiene todo el derecho legal a no hacerlo, es una decisión legítima, conoce los deseos de su padre mejor que nadie pero ¿podemos y debemos apoyar su decisión?

Sometámonos a un experimento, en cierto modo difícil, para intentar averiguar por qué Christopher podría haber tomado la decisión que ha tomado, y veremos si podemos empatizar con él y, desde allí, apoyarlo. Para hacer esto, sólo podemos atender a sus palabras y acciones; no conocemos sus intenciones. Sus palabras nos muestran que está preocupado porque la cultura popular “ha reducido el impacto estético y filosófico de la creación a la nada”, y sus acciones nos muestran que ha dedicado su vida a publicar la palabra escrita de su padre para el mundo.

Está claro que Christopher piensa que la obra de su padre transmite algo vital. Quiere que experimentemos de primera mano cuán inspiradoras son sus palabras. Creo que, desde su punto de vista y, basándose en su experiencia a lo largo de las décadas, cuanto más filtradas estén sus obras a través de la lente imperfecta de la adaptación, y más masticadas resulten por el molino de la cultura popular, más alejado estará su mensaje de la pureza de su fuente original. Para Christopher es una pena, se ve obligado a “apartar la mirada.” Cuando la gente encuentra a Tolkien sólo a través de las películas, u obras de teatro, o juegos de rol, u otras adaptaciones, se están perdiendo disfrutar del valor genuino de las obras de su padre. Christopher ha dedicado gran parte de su vida a combatir este problema. Citando a Galadriel, “A través de las edades del mundo hemos combatido la larga derrota.” Eso es lo que creo que Christopher está haciendo (combatiendo lo que él ve como la larga derrota) cada vez que tiene ocasión, no sólo publicando tanta obra de su padre como puede, sino previniendo la futura erosión de la palabra escrita de su padre simplemente no dando permiso para futuras adaptaciones. Todo esto es especulativo por mi parte, pero me parece razonable pensarlo.


Al final, no lo sé con certeza, pero sí creo que Christopher simplemente quiere que los demás lean lo que su padre escribió.


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Mantener la mayor parte de lo escrito fuera de los cines significa que, si quieres leer sobre los orígenes de Gandalf, tienes que buscar en las estanterías, no darle al avance rápido del DVD.  Si quieres averiguar quién era Morgoth, y por qué la mayor parte de la Tierra Media se consideraba su Anillo, tendrás que ir a la biblioteca local y hojear los volúmenes de la Historia de la Tierra Media, no pasar al siguiente capítulo en Netflix. Y con ese pequeño esfuerzo, nacido de tu deseo de saber más, te transformarás de simple 'espectador' en alguien que descubre la verdadera felicidad y profundidad de conocimiento del mundo de Tolkien, experiencia que sólo la lectura puede proporcionar. Quizá llegará un día en el futuro cuando Tolkien sea materia regulada en las aulas, pero hoy no es ese día.
Hoy, el que haya algunas partes del mundo de Tolkien más allá del alcance de cualquier adaptación, ayuda a que haya razones para recurrir a la lectura. Christopher ostenta el poder de forzarnos a recurrir a los libros y, aunque me gustaría ver más Tolkien en el cine, puedo empatizar con él. Además, como amo tanto las obras, apoyo su decisión (en gran medida, porque sí creo que La búsqueda de Erebor podría haber sido adaptada). Espero que, después de haber leído todo esto, podáis apoyar su decisión también.


Ambos, película y libro, han causado mucha felicidad. Creo que debemos celebrar la existencia de ambas. Gracias, Peter Jackson, por crear las películas, presentando a tantas personas la obra de Tolkien. Y gracias, Christopher Tolkien, por asegurarte de que tengamos muchas razones para volver a los libros, donde una alegría aún mayor nos aguarda.

– JPB

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